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Esguince e inestabilidad de tobillo

La articulación del tobillo es la existente entre la región distal de la tibia y el peroné con el hueso astrágalo, por ello anatómicamente recibe el nombre de articulación tibioperoneoastragalina. También podemos referirnos a ella como articulación talocrural.

El tobillo es la articulación que con más frecuencia sufre de torceduras o esguinces, siendo una de las consultas en urgencias de traumatología más frecuente.


Es una articulación de tipo tróclea con un amplio movimiento de flexo-extensión (flexión plantar y extensión dorsal), siendo normalmente la flexión dorsal de unos 15 grados y la plantar de unos 30 grados.

La estabilidad depende en primer lugar de la posición del astrágalo, cuando está en extensión (flexión dorsal) es mayor por la gran congruencia de las superficies articulares. En flexión plantar los ligamentos colaterales tienen mayor importancia, dado que el astrágalo no estás encajado.

En las torceduras o esguinces de tobillo habituales, el tobillo se tuerce en inversión y flexión plantar, por lo que el ligamento que se daña es el ligamento lateral externo. Normalmente se lesiona primero el LPAA, si el movimiento continúa provocando varo forzado del tobillo se lesiona también el LPC. El LPAP es menos frecuentemente afectado, normalmente cuando existen traumatismos directos o de alta energía.

 

El esguince del ligamento lateral externo del tobillo puede catalogarse clínicamente en tres categorías:

  • Esguince grado I: Existe una distensión o rotura parcial leve de las fibras del ligamento.
  • Esguince grado II: Existe una rotura parcial significativa del ligamento pero mantiene la continuidad. La mayoría de los casos son de este grado.
  • Esguince grado III: Es una rotura completa del ligamento con inestabilidad anterior y en varo asociada.

 

El tratamiento del esguince de tobillo es normalmente conservador, pero si no es correcto puede haber dolor prolongado o suceder esguinces de repetición.

En el esguince grado I el reposo relativo y las medidas clásicas de elevación, compresión y frío local son suficientes.

El grado II es el cajón de sastre en el que entran casi todos los casos, siendo muy variable la evolución, porque también existen lesiones asociadas que pueden complicarla. Normalmente recomendamos alguna férula bivalva que inmovilice el tobillo en el sentido de evitar el movimiento de la torcedura, pero se permite enseguida el apoyo con bastones.

En el grado III puede hacerse un tratamiento inicial similar al anterior, pero si el tobillo no es estable a la exploración puede ser necesaria la reparación quirúrgica del ligamento. En deportistas de alto nivel en los que el riesgo de torcedura de repetición es alto (baloncesto, balonmano y fútbol especialmente) puede compensar un tratamiento quirúrgico directo sin demora.

 

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