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Rotura de ligamento cruzado anterior

 

La rodilla es similar a una articulación en bisagra formada por el extremo distal del  fémur, el extremo proximal de la tibia y la rótula, el mayor sesamoideo del cuerpo humano.
Las superficies articulares del fémur y de la tibia tienen cierta conformidad y estabilidad debido a su anatomía. A esta estabilidad contribuyen también los meniscos, como hemos visto en otro capítulo, la cápsula y los ligamentos.

Los ligamentos son haces de fibras de colágeno que tienen como función limitar el desplazamiento de la articulación por encima de los límites anatómicos y biomecánicos.

Los principales son: 

Ligamento lateral interno, en la parte interior de la rodilla, que previene de deformidades en valgo que la rodilla se doble hacia adentro.

Ligamento lateral externo, en la parte exteriro de la rodilla, que evita que se deforme en varo hacia afuera.

Ligamento cruzado posterior, que impide el desplazamiento a posterior de la tibia con respecto al femur.

Ligamento curzado anterior, que está en la central de la rodilla entre la escotadura intercondílea y la espina tibial, impide el desplazamiento hacia adelante de la tibia con respecto al femur y proporciona cierta estabilidad rotacional. Estos dos ligamentos se "cruzan" dentro de la rodilla formando una "X", es por eso que se le denominan ligamentos cruzados. el Ligamento Cruzado Anterior, es la estructura que se lesiona con mayor fercuencia.

El ligamento cruzado anterior es principal estabilizador de la rodilla, tanto en sentido antero-posterior como rotacional (aproximadamente 90% de la fuerza). Limita el desplazamiento anterior de la tibia con respecto al fémur, la rotación tibial y la angulación en varo o valgo de la rodilla cuando está en extensión completa. Se inserta en el fémur y en la tibia y está compuesto de dos fascículos. 
Es el ligamento que más frecuentemente se lesiona en deportes de contacto o giro como el fútbol, fútbol americano, rugby, esquí, entre otros, llegando a ser 30 veces más frecuente que la lesión del ligamento cruzado posterior.

 

Diferentes factores extrínsecos e intrínsecos se han postulado como favorecedores de las lesiones del LCA. El tipo de actividad deportiva o laboral, la laxitud articular, los defectos de rotación de las extremidades, o de angulación, como en genu valgo...etc.  Las mujeres tienen más probabilidades de sufrir una ruptura del cruzado anterior que los hombres, pero la causa de esta situación aún no se entiende completamente, aunque puede deberse a diferencias en la anatomía, propiocepción y capacidad muscular. Otros factores que contribuyen o aumentan las posibilidades de lesión del LCA son situaciones hormonales, uso crónico de esteroides, enfermedades sistémicas como diabetes, artritis reumatoide. 

El LCA puede romperse en deportes de contacto, por un traumatismo más o menos violento (por ejemplo una entrada en el futbol con un traumatismo directo en el lateral de la rodilla o en la parte posterior de la pierna), o sin traumatismo directo o contacto alguno, al hacer una parada o desaceleración brusca tras un salto o una carrera, un cambio de dirección o un giro brusco de la rodilla con el pie apoyado en el suelo (futbol americano, bádminton, futbol, baloncesto, esquí) o al hacer una hiperextensión forzada, como al dar una patada al aire o en falso.

  
Con estas maniobras, lo más frecuente es estando la pierna apoyada, se produce una rotación externa de la tibia sobre el fémur y valgo forzado, iniciando una rotura del LCA que puede ser aislada o puede ser el inicio de una lesión en cadena. 

Lesiones de Rodilla