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Ruptura de ligamento cruzado.

Un ligamento es un conjunto de fibras de colágeno en forma de banda y cuya función es limitar el movimiento de la articulación para que no sobrepase los límites anatómicos y biomecánicos.
La estabilidad de la rodilla está asegurada por cuatro ligamentos: los ligamentos cruzados anterior y posterior y los ligamentos laterales interno y externo.
La lesión más importante es la del ligamento cruzado anterior (LCA), cuya función es evitar que la tibia se desplace hacia delante con respecto al fémur. Este ligamento consta de dos estructuras que se cruzan en el interior de la rodilla y se encargan de unir la tibia con el fémur proporcionando estabilidad en los movimientos de extensión y flexión.

Causas de una rotura de ligamentos cruzados
La lesión de los ligamentos cruzados está causada por un cambio brusco de dirección de la rodilla, una desaceleración exagerada o una contusión. Puede darse, por ejemplo, cuando se apoya mal la extremidad tras un salto o cuando se frena precipitadamente durante una carrera. La rotura del ligamento cruzado anterior es la más frecuente.
Este tipo de lesión es frecuente en deportistas que realizan deportes como el baloncesto, esquí, fútbol o ciclismo.

Cuando un deportista sufre una  rotura de ligamento cruzado, los principales síntomas son:
Un chasquido.
Un intenso dolor en la zona.
Dificultad para apoyar la pierna.
Inestabilidad en la articulación de la rodilla.
Cierta inestabilidad en la marcha.

 

Para determinar el diagnóstico el especialista debe realizar varias pruebas.

  • Cajón Anterior. Es la más común: el paciente flexiona la rodilla a 30 grados, y el médico se arrodilla junto a la parte externa de la pierna afectada y estabiliza el muslo con una mano mientras con la otra realiza una tracción suave sobre la región proximal de la tibia. Si la tibia se desplaza hacia delante es que hay desgarro del LCA.
  • Estudio radiológico en dos planos: tiene como fin descartar arrancamientos óseos o fracturas de las inserciones de los ligamentos.
  • Resonancia magnética: es la prueba más indicada para una correcta valoración de la lesión, especialmente si hay hematoma interno.